Ancera se niega a pasar página y seguirá contando con Miguel Ángel Cuerno en su nueva etapa. La Ancera del siglo XXI tendrá que esperar.
Han tenido dos años, desde que Cuerno anunciara que se marchaba y ampliaba el comité ejecutivo para abordar la transición, para hacer el traspaso de poderes e iniciar una nueva Ancera, más moderna, más profesional… Pero por lo visto no ha sido tiempo suficiente.
Habrá que darle tiempo al tiempo, pero la impresión es que no parece que vaya a ser una Ancera muy diferente de la actual.
A menos de un mes para elegir nuevo presidente, lo único que ha trascendido es que Miguel Ángel Cuerno seguirá vinculado a la patronal de recambistas para poder seguir contando con sus “conocimientos, contactos y experiencia”, cuando quien va a ser el secretario general lleva ya varios años creciendo a su lado.
¿De verdad que era necesario? Porque incluso en todo este proceso de transición iniciado hace dos años no se han podido hacer las cosas de manera menos profesional, con reuniones de comité trascendentales convocadas de forma inoportuna en tiempo, forma y lugar, haciéndolas coincidir con otras celebraciones en lo que no es más que la constatación del poco valor y seriedad que se le concede al propio futuro de la patronal (por parte de todos). Y el resultado es que con las elecciones a la vuelta de la esquina (el próximo 18 de diciembre), haciéndolas coincidir con otra celebración (la comida de Navidad de Ancera), no hay candidato oficial ni estructura cerrada… dos años después.
Pero el comité ejecutivo quiere que Cuerno siga, aunque ya no como presidente, y es verdad que no se puede negar que ha sabido defender los intereses de los recambistas ante las administraciones pertinentes, pero la patronal exige otro modelo de gestión.
Y son varias las razones que ayudan a explicar esta realidad, empezando porque la mala gestión que arrastra la patronal le impide contar con los recursos necesarios para abordar su renovación. Pero también la situación de mercado, que obliga a los profesionales que forman ese comité ejecutivo a centrarse en gestionar sus empresas por encima de poderle dedicar su tiempo al colectivo; o la ‘inteligencia’ del propio Cuerno para aprovecharse del conformismo que lleva implícito que sus propias compañías sean la prioridad de los miembros de su comité. Y una última podría ser la falta de un liderazgo comprometido y brillante capaz de aunar una alternativa que dibuje un futuro más esperanzador para Ancera.
Habrá que darle tiempo al tiempo, pero la impresión es que no parece que vaya a ser una Ancera muy diferente de la actual.
Parece mentira que el nivel de empresas que representan hoy la junta directiva de Ancera no sean capaces de gestionar la asociación sin este personaje que está caduco como si hubiera salido de la serie “Cuéntame”. Los distribuidores nos merecemos que esto cambie de una vez …
Tiempo al tiempo.