Desde 1976 hasta ahora, Bosch ha fabricado más de 1.000 millones de sondas con una producción anual superior a 45 millones de unidades y un desarrollo constante del producto. “Esto significa que las sondas lambda Bosch siempre están al día según los estándares tecnológicos más actuales. Además, se entregan en el taller listas para su instalación”, aseguran desde Bosch destacando que este es el principal motivo por el que todos los fabricantes de automóviles europeos, y la mayor parte de los de otros continentes, montan de fábrica sondas lambda de Bosch en sus vehículos.
Bosch, que cuenta con una experiencia de más de cien años en electrónica del motor, recomienda revisar esta pieza cada 30.000 km “para mantener la eficiencia y consumo del motor”, y es que según Bosch, estas sondas funcionan como una regulación inteligente dentro del sistema de gases de escape del motor, midiendo la composición de los mismos, y en el caso de avería, o que estuvieran defectuosas, la combustión pierde su eficacia y aumenta el consumo de combustible, pudiendo provocar daños irreparables en el catalizador.
Expertos en electrónica del motor
Como proveedor de sistemas para el automóvil, y teniendo en cuenta que los vehículos incorporan cada vez más productos electrónicos, Bosch también se ha volcado en el desarrollo en componentes relacionados con los sistemas electrónicos, por ejemplo: la inyección directa de gasolina, los sistemas de inyección diésel de alta presión y la seguridad activa en la conducción.
Entre ellos, destacan los sensores de presión del raíl, para medir el nivel de presión del combustible existente en el raíl de los vehículos diésel, o los sensores de giro de rueda de Bosch, que en combinación con los sensores de rango de giro y los sensores de ángulo de dirección, captan exactamente los datos y los transmiten a la unidad electrónica central (ECU) antes de que el coche derrape o de que las ruedas se bloqueen.