El caso es que los visitantes que acudan al museo podrán probar estos prototipos (aún no son más que eso, si bien la idea es que muy pronto sean funciones disponibles en coches fabricados de serie) tan solo tramitando una reserva desde una app.
El viaje comienza cuando el vehículo conduce de forma autónoma hasta la zona de recogida. Devolver el coche es igual de fácil: el cliente deja el vehículo en la zona de entrega del parking y lo devuelve utilizando la app. Una vez que el sistema inteligente ha identificado el vehículo, el coche arranca y es guiado automáticamente hasta el espacio asignado.
Este sistema de aparcamiento es posible gracias a la interacción entre la infraestructura del párking (suministrada por Bosch) y la tecnología de automatización del vehículo, en este caso a cargo de Mercedes Benz.
Se trata de una primera fase de pruebas. La primera vez que en el mundo se realizan pruebas reales (con los usuarios del propio museo que deseen probarlo), con y sin piloto, para el desarrollo de este tipo de aparcamiento automatizado en el que interviene una ‘infraestructura conectada’. La idea del museo es que en 2018 este servicio esté operativo y perfectamente disponible para los usuarios (con la condición evidente de que sus vehículos dispongan de un software que pueda conectarse con la infraestructura del aparcamiento).
Desde el primer momento, el proyecto ha estado supervisado por agencias locales – la autoridad administrativa regional de Stuttgart y el Ministerio de Transporte de Baden-Württemberg – así como por expertos de TÜV Rheinland, con el objetivo de evaluar la seguridad operativa de la tecnología de automoción y del propio párking.
https://www.youtube.com/watch?v=z-XL1fyKHeQ
este me suena familiar