La película tiene una importancia especial para Brembo, ya que cuenta la historia de la temporada de 1976, cuando el Ferrari de Lauda, que llevaba frenos Brembo, fue una pieza clave en uno de los capítulos más épicos de la Fórmula 1. En 1975 Enzo Ferrari pidió por primera vez a Brembo, el fabricante italiano de sistemas de frenado de alto rendimiento, que equipase su escudería Ferrari con discos de freno. En colaboración con su compañero de equipo Clay Regazzoni, Lauda ganó en 1975 el campeonato de pilotos y de constructores para Ferrari, siendo éste el primer campeonato mundial de Brembo. Al año siguiente, en 1976, aunque Hunt ganó el campeonato en 1976 por un punto, ese año Ferrari (y Brembo) se coronaron con el título de constructores, por segunda vez consecutiva. La historia de éxito continuó en 1977, cuando Lauda ganó su segundo campeonato (de tres) como piloto de F1, el tercero consecutivo para Ferrari y Brembo.
Desde entonces, Brembo se ha convertido en proveedor de otros equipos del Mundial de F1 (además de Ferrari) y hasta hoy ha ganado 18 campeonatos de pilotos y 23 de constructores, (14 con Ferrari y los últimos tres con Red Bull en 2010, 2011 y 2012).
Es curioso pensar que en el año que recrea la película (en 1976) Niki Lauda y de Clay Regazzoni eran los únicos que llevaban frenos de Brembo; por entonces la empresa generaba ventas por un valor inferior a 1,5 millones de euros y tenía 146 empleados. Hoy en día Brembo equipa la mitad de los coches de Fórmula 1, emplea a más de 7.000 personas y en 2012 generó una facturación superior a 1.400 millones de euros.
