Se está escribiendo mucho acerca de la suspensión de las negociaciones para la fusión de Cetraa y Conepa. Pero lo cierto es que se está diciendo poco. Porque no se habla de los motivos reales –sí lo hicimos en AUTOPOS-, ni se analiza adecuadamente la clave para deshacer el entuerto que ha llevado a paralizar la creación de una entidad que fortalecería la presencia asociativa de los talleres españoles. Y la clave, como siempre, está en las personas.
Y es que más allá de las informaciones que están apareciendo, y que siempre reflejan una misma fuente detrás de todas ellas -con unos intereses evidentes, vinculados al entorno de Conepa-, lo cierto es que la clave para desenmarañar todo esto está en las personas.
Y lo que se plantea ahora, y de hecho es lo que centra las conversaciones para volver al redil, es que las personas que hagan de interlocutoras en ese Comité Corporativo creado para decidir el futuro de Unitaller -Cetraa+Conepa- sean otras.
Porque ni Quique Fontán, presidente de Cetraa, ni gran parte de su junta directiva, confían en el secretario general de Conepa, Víctor Rivera. Y es que siendo dos perfiles muy diferentes, el primero tiene su negocio fuera de la asociación y el segundo todo lo contrario, era difícil que se entendieran… pero lo estaban haciendo.
Cuando Víctor Rivera ofreció a Ana Ávila incorporarse al equipo de Asetra (la asociación madrileña de Conepa, una de las provinciales más fuertes de toda España), en Cetraa entendieron que lo que el secretario general de Conepa buscaba con este movimiento era acercar a sus intereses a uno de los bastiones más importantes de la patronal con la que negociaba. Y lo encontraron intolerable.
Así, suspendieron las negociaciones hasta encontrar los nuevos interlocutores. Porque lo que conversan ahora es precisamente eso… Cetraa busca desde la destitución de Ana Ávila un nuevo secretario general externo de cualquier provincial. Y esto será clave para continuar andando el camino. Lo que será difícil es que Víctor Rivera se mantenga al margen, por la relevancia histórica que tiene en la dirección de Conepa y por sus propios intereses personales, pero ahora es condición sine qua non.
Una situación que se ha incluso agravado con el paso de los días, fruto del ruido mediático -y parece evidente que basado en filtraciones intencionadas- que se ha ido produciendo.
Así que ni diferencias en los modelos de gestión -para eso se había creado precisamente el Comité Corporativo-, ni problemas en los futuros equipos -un acuerdo en el que las dos partes estaban muy avanzadas-, la clave está en las personas que sirvan para reanudar la negociación.
La historia recuerda a 2019, cuando después de las elecciones generales celebradas en abril de aquel año, los votantes del PSOE gritaron a Pedro Sánchez aquello de “¡Con Rivera no!”, en alusión a una posible coalición de Gobierno junto a un por entonces fuerte Ciudadanos. Lo mismo sienten ahora en el seno de Cetraa… Que con Rivera, no.
Lo más fácil llegados a este punto es que la fusión no se reanude… Y en ese caso, que es lo más triste de todo, quien pierde es el taller. Y el sector. Ojalá en este punto nos equivoquemos.