“Esperaba más de París”, decía Yolanda Jareño, enviada especial de Autopos a la feria, en su crónica. Y no era la única. La propia organización esperaba cosechar unos resultados mejores, al menos en lo que a cifras se refiere.
Ha habido menos expositores, de los 1.800 de la pasada edición (que eran los mismos que querían alcanzar este año) han pasado a 1.300. La cifra de visitantes también se ha quedado en menos de lo que preveían; esperaban llegar a los 125.000, pero se han quedado en 25.000 menos (prácticamente igual que en 2011), siendo de ellos el 25% internacionales (lo que supone un descenso del 5% respecto a la edición 2011).
En este sentido, que la feria perdiese carácter internacional no era una preocupación para los organizadores; lo asumían como un paso natural. Por eso llevaron adelante la decisión de abrir la feria el domingo (un guiño al mercado francés, igual que ampliar el horario el viernes y el sábado hasta las 21 horas); a pesar de que, como ya avisaron desde Sernauto, no fuese en consonancia con los intereses de gran parte de los expositores internacionales (incluidos los chinos, los ‘extranjeros’ que más presencia tenían en la feria, que decidieron, de forma mayoritaria, no exponer en este último día).
