Ernst Prost, director general de Liqui Moly, llega con una nueva entrega de su circular dirigida a sus compañeros de trabajo. En esta ocasión, Prost empieza su misiva hablando sobre el castillo del que es propietario, el Castillo de Leipheim: “Me gusta vivir y trabajar en este viejo castillo cargado de historia, que todas las noches me susurra sus secretos. Me dejo llevar por la inspiración que siento flotar entre estas paredes”.
Con esta afirmación, el director general del especialista en aceites y aditivos introduce el tema de la pasión y el perfeccionismo al crear y en el trabajo, asegurando que “las personas que se dedican a sus tareas como auténticos posesos y trabajan hasta la extenuación y no cejan en su empeño hasta que todo está perfecto al 100%” le gusta: “Eso es perfeccionismo, eso es pasión, eso son ganas y las ganas no pasan de moda”, señala.
Asimismo, Prost trata el tema del carácter efímero de lo material y lo hace con un ejemplo sencillo: “El epitafio: ‘Aquí yace el más rico de todo el cementerio’ es realmente estúpido. De la corona de laureles sobre la cabeza a la corona de flores sobre el ataúd no se llega más pronto que tarde. Los romanos decían ‘carpe diem’. Aprovecha los días”.
Filosofía que él mismo asegura aplicar en su día a día, además de afirmar que “depende” de “lo nuevo, los cambios, el movimiento, la creación, construir con sentido, materializar ideas, trabajar día y noche, buscar el éxito, la perfección y nuevos retos”. Aunque, explica, son necesarias tanto la tensión como la relajación, “ambas cosas forman parte de la vida”.
“He llegado a unas alturas de la vida en la que no hago lo que tengo que hacer, sino que hago lo que me divierte. Por ejemplo, trabajar. Todo lo que hago me gusta, pero ya sólo hago lo que me gusta”, señala Ernst Prost, finalizando la circular dirigida a sus compañeros de profesión: “Tempus fugit… El tiempo vuela. ¡Aprovechémoslo!”.