¡Qué injustos somos algunas veces! Si ganamos lo hacemos todos y si perdemos han sido los jugadores y el cuerpo técnico. España somos todos. Y nunca mejor dicho, porque la selección española es de las pocas cosas (si no la única) que junta con un mismo fin a todas y cada una de las comunidades autónomas que forman nuestro territorio.
Y sí. Es cierto. La selección española es capaz de conseguir dicha unión. A las pruebas me remito: busquen en la hemeroteca de su memoria lo que ocurrió el pasado 30 de junio de 2008. Yo no vi tal exaltación de nuestra bandera y de nuestro sentimiento patrio como aquel día. El fútbol, parte de nuestro orgullo nacional, ganaba ‘algo’ tropecientos años después. La España derrotada en cuartos dio paso a la que ahora nos representa en Sudáfrica, un combinado fuerte, joven y moderno, capaz de ganar y marear a la todopoderosa Alemania en la final de un europeo.
Después de nuestra pasión por la selección, criticar es la segunda afición que más nos gusta a los españoles. Y sobre todo cuando las cosas van mal.
Yo soy de los que dicen que Luis Aragonés debería volver al banquillo de la selección. Que con Marcos Senna nos ahorraríamos un doble pivote en el centro del campo y ganaríamos un jugador ofensivo como puede ser Cesc Fábregas, y que Cazorla podría hacer de Navas levantando más y mejor la cabeza y ofreciendo más garantías en el cuerpo a cuerpo.
Yo soy de los que dicen que contra Suiza nos faltó verticalidad, decisión, desborde. Tocamos como siempre y perdimos como nunca. Que Cesc debería haber sido el revulsivo contra los suizos. La solución no era abrir la banda y tirar centros al punto de penalti (para eso que hubiera sacado también a Llorente). La solución pasaba por encontrar el hueco, conseguir tocar con verticalidad, aprovechar la fuerza y la zancada de Torres y la astucia de Villa y de eso Cesc, como capitán ‘gunner’ sabe un rato, para eso juega en el fútbol inglés.
Yo soy de los que piensan que Luis Aragonés no fue diplomático en sus declaraciones, pero tampoco fue descortés. El Sabio de Hortaleza sabe lo que dice y no lo hace por rencor y venganza. Considero que sus palabras fueron fruto de la unión moral que todavía mantiene con los campeones de Europa.
Y por último, soy de los que piensan que hay que seguir apoyando incondicionalmente el proyecto y la apuesta que Vicente del Bosque ha hecho para este mundial. Es la que hay, y por eso el salmantino se merece todo nuestro apoyo y comprensión.
Yo soy de los que esta noche gritará, chillará, se encolerizará, saltará, se desgañitará, disfrutará y sufrirá hasta la extenuación por mi selección.
Nota: Honduras ya nos fastidió el mundial de Naranjito en 1982. Pero más miedo me da Chile. Los de Bielsa son ordenados y muy disciplinados en su juego. Si un empate les clasifica será muy difícil abrir la lata de los goles en el último partido.
Felipe Sierra.