La posventa extremeña está de luto. Luis Ramón Ortiz, histórico representante cacereño -señor Ortiz para muchos en el sector-, ha fallecido a los 87 años de edad después de medio siglo dedicado a su profesión. Durante todo ese tiempo trabajó con marcas y compañías como AMC (Amadeo Martí Carbonell), Bosal, Cautex, Federal-Mogul, IADA o Mega. Durante sus últimos años pudo disfrutar de otra de sus grandes pasiones: la pintura.
Sus pasos en el sector los sigue su hijo, Carlos Ramón Calles, gerente de Representaciones Ramón Calles, y desde hace un par de años su nieta, Raquel Ramón, con quien hemos podido hablar tras conocer la noticia: “Es mi espejo”, recuerda emocionada a AUTOPOS. “No puedo definir a mi abuelo en pocas palabras. Sería imposible. Fue un gran profesional del sector y una gran persona. A lo largo de sus cincuenta años de trayectoria tuvo que luchar y trabajar duro consiguiendo que la palabra comercial tuviese sentido”.
“Como ser humano no existen palabras para definir la gran persona que fue en todos los aspectos. Desde sus retratos, sus imitaciones, sus chistes y juegos de palabras… era un hombre muy querido en el sector, tanto por sus clientes como sus proveedores. Era muy familiar, amigo de sus amigos y un grandísimo profesional. No puedo más que dar las gracias por haberlo tenido en mi vida y haberme enseñado el camino. Espero llegar a ser digna sucesora suya, tal y como lo está siendo mi padre, su hijo”.
Por su labor como representante, Raquel Ramón fue una de las participantes de la tertulia de mujeres de posventa que celebramos con motivo del número 100 de AUTOPOS, cuyo reportaje mostró con orgullo a su abuelo meses antes de fallecer -su imagen leyendo dicho número ilustra precisamente la noticia de su fallecimiento-.
“Era una bellísima persona”
Una de las personas del sector que mejor lo conoció fue Javier Sargatal, director comercial de IADA: “Luis empezó a trabajar con IADA hace por lo menos 35 años y sólo puedo decir que era una persona espectacular, no sólo como profesional sino sobre todo como persona. Era un hombre excelente. Le encantaba la escultura, la pintura y la caricatura, estaba todo el día haciendo retratos de las personas con las que estaba. Siempre estaba sonriendo, tenía una sonrisa especial. Yo he viajado mucho con él por Extremadura cuando era mucho más difícil que ahora y nunca perdía la sonrisa. La gente lo adoraba en las tiendas; era una bellísima persona. Que ahí donde esté siga pintando, esculpiendo y haciendo caricaturas con esa sonrisa juguetona que siempre tenía en su cara”.
“Desde donde estés, sé que nos estarás cuidando”, concluye Raquel Ramón. “Un beso grande, Ortiz. Tu hijo y tu nieta harán todo lo posible por dejar bien alto tu legado. Te tendremos en nuestra memoria día a día”.
Mi más sentido pésame a toda la familia Ortiz por tan irreparable pérdida. Un abrazo.
Tuve la gran suerte de conocerlo y poder seguir teniendo esa relación con su hijo Carlos y ahora con su hija Raquel. Excelentes personas y mejores profesionales.
DEP
¡Os queremos! Una gran pérdida.