Perdonen la tardanza esta semana, pero como ayer pensaba disfrutar de un día de fútbol en directo creí que sería más acertado contarles mi experiencia.
Primero, feliz año 2011. Y segundo hablemos de fútbol. Después de una más que larga navidad sin deporte rey el año comenzaba con polémica. Tras el pulso entre AFE y LFP para ayudar a los periódicos y secciones de deportes a rellenar su espacio y tiempo, el fútbol ha regresado, y yo fui a ver el partido más soporífero e infumable de toda la jornada. Eso es tener suerte.
La culpa: la visita de unos amigos, futboleros por excelencia. Y en el cartel: Getafe-Real Madrid y Atleti-Racing. Por cercanía y espectáculo el primero ganaba, así que nos ponemos en la cola del Coliseum Alfonso Pérez para comprar la entrada. 60 euros la más barata (que ya estaba agotada) y 120 euros la más cara.
En medio la opción de comprar una de 80 euros. ¡Atraco a mano armada!, comentamos todos a la vez. Luego se queja el presidente de que el estadio nunca se llena. Y si digo nunca es porque jornada tras jornada los precios calidad-equipo-espectáculo no bajan. Y si no veremos lo que cuesta ver el Geta-Betis de Copa del Rey, mínimo 40 ó 50 euros. Total que decidimos no meter 320 euros en los bolsillos de Ángel Torres, y fuimos a dejarnos los cuartos en el Atleti-Racing (aunque los Gil-Cerezo tampoco se lo merezcan).
El grajo ya volaba bajo por el Calderón a eso de las ocho menos cuarto de la tarde. De los partidos del Atleti uno siempre se puede esperar cualquier cosa, incluso encontrarse con algún compañero de la prensa especializada en este sector, como me pasó. Pero lo de ayer fue inimaginable, impredecible e impensable. Un Racing bronco, contra un Atleti apagado, roto, congelado, desaliñado, inconexo, aburrido… Resultado: un partido infumable, soporífero, tedioso… y encima con un frio del carajo.
A la media hora pregunté de qué era el bocadillo de la mochila, y cinco minutos antes de que terminara el primer tiempo ya me levante para ir al baño y comprar unos refrescos. El partido era horrible. El bocadillo de jamón y las fotos que nos hicimos con la bufanda que se compró mi amiga Virginia fue lo más divertido del partido. Y lo segundo, los comentarios en el coche de camino a casa escuchando el Getafe-Real Madrid:
Minuto once, gol del Madrid: “por lo menos habríamos visto un gol”, dice Esther… minuto 28 1-2… “en media hora tres goles, jajajaja”, comenta Virginia. Nos reíamos por no llorar, aunque también estábamos convencidos de que no íbamos a pagar 80 euros por ver un Getafe-Real Madrid.
Ángel Torres aprovecharía para decirnos que el espectáculo se paga. Razón no le faltaría, pero no a un precio de oro. Baje los precios y el pueblo se lo agradecerá. En el Atleti dirían que lo que ocurrió ayer es algo normal, “por algo volvemos a ser los pupas”, pero la realidad es que a los rojiblancos les falta equipo… y ahora hasta identidad.
Felipe Sierra.