Según Híbridos y eléctricos, las baterías de los vehículos eléctricos están diseñadas para tener una década de vida útil, aproximadamente. Llegado este punto, existen tres caminos a seguir: deshacerse de estas baterías, reciclar sus componentes metálicos más valiosos o reutilizarlas.
Los primeros cinco años son cruciales. Durante el primer lustro están sometidas a un mayor esfuerzo, lo que incluye temperaturas extremas y ciclos de descarga y carga.
Tal y como explica el portal de noticias, los primeros cinco años son cruciales. Durante el primer lustro están sometidas a un mayor esfuerzo, lo que incluye temperaturas extremas y ciclos de descarga y carga.
Después, cuando alcanzan la década, llega el final de su vida útil: mantienen el 80% de su capacidad pero dejan de ser aptas. Cuando este sucede, existen tres caminos a seguir: deshacerse de la batería, reciclar sus componentes (someterla a procesos para rescatar el material, devolviendo las materias primas como el cobalto, el lito, el manganeso o el níquel a la cadena de fabrica) o reutilizarlas.
Los retos según Mckinsey
Si bien la reutilización es una de las opciones más adecuadas, sobre todo para aquellos lugares en los que haya una demanda de baterías para almacenamiento de energía estacionarias que requieran ciclos menos frecuentes (por ejemplo de 100 a 300 ciclos por año), no es una opción exenta de complicaciones. Según la consultora Mckinsey & Company, existen algunos problemas que han de superarse para avanzar en el suministro de estas baterías de segunda vida…
Si bien la reutilización es una de las opciones más adecuadas no es una opción exenta de complicaciones. Existen cuatro retos principales, según McKinsey.
El primero de ellos está relacionado con la gran variedad en el diseño de los paquetes de baterías, que varían en tamaño, química del electrodo y formato (cilíndrico, prismático, de bolsa).
El segundo es el descenso de los costos de las baterías nuevas, que al ser más baratas, serán menos competitivas.
El tercer desafío hace referencia a la falta de estándares de baterías de segunda vida para asegurar que estas baterías cumplen con lo que se espera de ellas.
El último aspecto a tener en cuenta tiene que ver con el régimen regulador, que aún es “inmaduro” y “crea inseguridades”. De hecho, tal y como apunta Mckinsey, solamente California y China han regulado sobre reciclaje y reutilización de baterías.