Liqui Moly dona productos a los servicios de rescate, bomberos y ayudantes de primera línea. Desde que su campaña de donación empezara en abril de este año, debido a la crisis sanitaria, el interés generado ha ido creciendo. Y ahora, ocho meses después y tras enviar más de 20.000 paquetes, el presupuesto de millones de euros se ha agotado. “La afluencia y la gratitud fueron abrumadoras”, resume el director general, Ernst Prost.
La campaña de donación de Liqui Moly dio comienzo a principios de abril con un volumen inicial de un millón de euros, con el objetivo de cubrir la retaguardia de los cuerpos de intervención de todo el mundo en su lucha contra el coronavirus. Por eso, la compañía alemana hizo entrega de productos gratuitamente con la intención de aliviar económicamente a los cuerpos de bomberos, hospitales, servicios de salvamento, entregas de almuerzos a domicilio, tiendas parroquiales, servicios de cuidado móvil, así como organizaciones de primeros auxilios y muchas otras asociaciones de utilidad pública para que pudieran obtener otros equipos necesarios.
No obstante, aunque corren tiempos en los que tienen una importancia significativa los desinfectantes y las mascarillas, Liqui Moly ha ido mucho más allá: “Hemos aportado lo que mejor sabemos hacer: aceites, aditivos y otros productos para el cuidado del automóvil”, señala Ernst Prost. Y es que el funcionamiento de los vehículos de servicio tiene alta prioridad ya que, como explica Prost, “los servicios de rescate y de bomberos no pueden funcionar sin aceite de motor. Por eso, aunque nuestros productos actúen sin que se les vea, son importantes para el funcionamiento de nuestro sistema sanitario”.
Según informa la marca de lubricantes, a medida que avanzaba la campaña de donación, tanto cuerpos de bomberos como servicios de rescate y organizaciones caritativas de todo el mundo mostraban cada vez más interés, por lo que estas donaciones no se limitaron a Alemania. De hecho, la empresa puso en marcha un programa de alcance similar para el mercado internacional. “Los productos que donamos eran tan codiciados como la pasta y el papel higiénico en los supermercados al principio de la pandemia”, bromea Prost. De este modo, en total, se recibieron casi 15.000 solicitudes en la sede de la empresa en Ulm, lo que supuso más de 13.000 pedidos y más de 22.000 paquetes.
Asimismo, se implementaron programas de apoyo en Liqui Moly Iberia. Por un lado, en Portugal, más de 420 cuerpos de bomberos pudieron beneficiarse de este programa que aseguró un cuidado adicional a los vehículos de rescate. Por otro, en España se están llevando a cabo las últimas entregas a asociaciones de apoyo a domicilio y asistencia social.
Debido a que el importe destinado en un principio no era suficiente, el programa de ayudas de Liqui Moly se amplió dos veces hasta llegar a un total de cinco millones de euros, tan sólo para Alemania. Esta cifra, como aseguran desde la empresa, también se gastó en su totalidad e incluso se superó. Por tanto, al final, la suma alcanzó la “increíble” cifra de 5,6 millones de euros, sin incluir los costes de preparación de pedidos, envío y entrega en todo el mundo. “Hemos asumido este gasto por cuenta propia. Y no nos hemos preocupado por los certificados de donaciones”, afirma el director general de Liqui Moly.
Y es que el propósito de los gastos especiales no era reducir la carga fiscal, sino asumir la responsabilidad social. “Muchas personas realizan a diario una durísima labor para que la crisis de la pandemia no se agudice más. Para los que están en primera línea, nuestra donación supone un verdadero alivio”, asegura Prost, quien es consciente de que la situación financiera de todos los equipos de rescate y organizaciones es “delicada”, por lo que cualquier gasto que no tenga que asumirse supone una enorme ayuda para las mujeres y los hombres que están sirviendo a la sociedad.
La única pregunta que se hacía Liqui Moly cuando estalló la pandemia fue qué es lo que podían hacer para ayudar a la sociedad y “de ahí surgió esta fantástica campaña”, concluye Ernst Prost.