Rescatamos un reportaje de nuestro segundo número del periódico de La Comunidad del Taller, en aquel entonces: año 2005, Autoposventa, el periódico, con motivo de San Valentín.
Inspirados en la idea de Autocity.com, nuestros redactores analizaron los tres mejores y el peor de los nueve coches probados para determinar en cuál de ellos se podía practicar mejor el sexo.
¿Cómo?
Reclinamos las butacas, esperamos a que se escondieran los últimos rayos de sol y retozamos a gusto aprovechando nuestros niditos de amor. ¿El resultado? El tamaño importa: una frase hecha y manida, pero en pocas ocasiones tan apropiada como esta. Si va a haber sexo en el coche cuanto más grande, mejor, permite experimentar nuevas sensaciones, variar de postura y, en definitiva, innovar a la hora de explorar los límites del placer.
El más dotado
En primera posición, el Volkswagen Golf. En las plazas delanteras de la quinta generación de este modelo todo son comodidades, los asientos resultan muy confortables, no se reclinan demasiado, pero si lo suficiente para dejar volar la imaginación y probar muchas y variadas posturas. Además, si bien la altura del Golf desencanta visto desde fuera, la cosa cambia al valorarla desde dentro: ¡una persona de estatura media puede experimentar grandes sensaciones con el cuerpo erguido!
Por un pelo
Pero si hablamos de altura tenemos que elegir al Peugeot 307, el segundo en la lista. Amplio interiormente es el mejor en altura desde el asiento al techo, ofreciendo muchas posibilidades para realizar ideas imaginativas, aunque las plazas traseras, demasiado abultadas lateralmente, no sean de lo más indicadas para nuestro ardiente objetivo.
La exquisitez del amor
El lujo y el placer son una exquisita combinación que encontramos en el Audi A3: una especie de ‘Junior Suite’ entre tanta alcoba rodante más o menos agradable. Tiene un interior refinado y detallista, con muy buenos acabados, con un tacto casi erótico, que sería una pena manchar con los zapatos con cualquier otra cosa que se tercie, pero, además, ofrece un espacio excepcional en la parte delantera, sobre todo en la parte de las piernas, aunque no tanto en la trasera.
El ‘anti morbo’
En el lado opuesto se sitúa el Toyota Corolla. Para conducir, perfecto, pero para los asuntos de la pasión…nada más lejos que llevar los sentidos a través de nuestro smartphone. La parte trasera del Corolla por lo menos es amplio en anchura y longitud, para salir de apuro, puede pasar, eso sí, cuando haya gente de estatura de por medio se pueden complicar las cosas, dado que los asientos delanteros se retiran lo justo. Los diseñadores de este modelo nunca lo imaginaron que su equilibrado y cómo compacto fuera ser sometido como nidito de amor ocasional.