El Gobierno de España ha abierto la veda a la polémica y es que desde que el pasado 13 de noviembre anunciara el desarrollo de un proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética -con el que para 2040 se prohibirá la matriculación de vehículos ligeros con motores de combustión y para 2050 la circulación de este tipo de automóviles- las reacciones no se han hecho esperar. Y Aniacam, asociación nacional de importadores de automóviles, camiones, autobuses y motocicletas, ha sido una de las voces que se han alzado en contra de este proyecto de Ley.
El presidente de Aniacam, Germán López Madrid, ha declarado que la Ley no deja de ser una utopía difícilmente realizable, a fecha de hoy, porque el parque actual de 24 millones de vehículos de combustión es prácticamente imposible que pueda ser sustituido por coches exclusivamente eléctricos, dada la dificultad de crear la infraestructura necesaria para llevar a cabo este cambio.
Una transición progresiva…
“La electrificación debe hacerse de forma progresiva, sustituyendo dentro de las posibilidades que ofrece la tecnología, los vehículos de combustión por eléctricos, haciendo que los de combustión vayan disminuyendo, pero a la vez haciéndolos paulatinamente más eficientes, con menos emisiones de CO2 y con cero emisiones de contaminantes”, continúa el presidente de la asociación. Este cambio, asegura, ya ha comenzado gracias a las fuertes inversiones en I+D+i que los fabricantes están haciendo actualmente.
Según López Madrid, antes de alcanzar la electrificación completa del parque, queda todavía mucho camino por recorrer y muchos problemas por resolver. Empezando por el problema de la infraestructura de recarga –tanto por los puntos disponibles que existen a día de hoy como por el dimensionamiento de las redes, para que sea capaz de soportar una gran demanda sin que colapse-; pasando por la propia producción de energía eléctrica renovable –hoy por hoy representa una mínima parte de la necesaria-; también hay que tener en cuenta los tiempos de recarga y las autonomías de kilómetros necesarias para un uso que ya no sería exclusivamente ciudadano; y, terminando por el problema de la propia disponibilidad de baterías con el fin de poder equipar las millones de unidades que se fabriquen –a día de hoy, las materias primas que equipan las baterías que se fabrican están empezando a escasear, con altas subidas del precio del cobalto e incluso del litio-. El presidente de Aniacam expresa que estos problemas hacen incierto el poder llegar a 2040 con toda la producción exclusivamente eléctrica.
Por otro lado, al igual que Anfac, la asociación de importadores de automóviles considera que este proyecto de Ley está muy por encima del acuerdo al que se ha llegado en la UE, -que contempla una descarbonización del 30%-40% para el horizonte de 2030-, objetivo ya de por sí ambicioso, al que se le añade la supresión de los vehículos de combustión en 2040.
Además, en opinión de la asociación, el desarrollo de esta nueva Ley supondría introducir un factor de inestabilidad en el sector del automóvil –el cual representa el 10% del PIB y el 9% de la población trabajadora de España- y también un retroceso importante en aportación al PIB y al empleo.