La coalición de ambas empresas se posiciona a nivel mundial solo por detrás de Robert Bosch (mirando las cifras del año 2013 TRW y ZF, juntas, facturaron más de 26 mil millones de euros; Robert Bosch algo más de 29 mil millones), alcanzando la mitad de su facturación en Europa y la otra mitad en América, Asia y el resto del mundo. La sede central de ZF continuará siendo Friedrichshafen (Alemania), mientras que TRW se integrará como una división separada. Esos son los datos oficiales.
Stefan Sommer, consejero delegado de ZF, ha destacado que la compra de la empresa norteamericana “encaja perfectamente con la estrategia de ZF a largo plazo”. “Se trata de una importante adquisición que tiene el espíritu de unir socios”, ha añadido, “Estamos convencidos de que los empleados de ambas sociedades se verán beneficiados de las posibilidades de futuro que ofrece una empresa de mayor tamaño y con un catálogo de productos más amplio”. Por su parte, John Plant, presidente de TRW, está convencido de que esta operación ofrece numerosas ventajas, “no sólo para los accionistas, que reciben una oferta sólida del valor total de sus acciones, también para para nuestros empleados, clientes y para las plantas de producción repartidas en todo el mundo”.
El caso es que la noticia salta al tiempo que ZF anuncia que sale de la joint venture que mantiene desde el año 2009 con Bosch (aún no es definitivo, pero Bosch ha anunciado su firme intención de hacerse con el 100% de ZF Lenkysteme y ya existe un principio de acuerdo entre ambas partes). A falta de que las autoridades de Competencia den el visto bueno que convierta en definitivo el acuerdo, la operación está cerrada.
