Un reportero acompaña a la Policía Autonómica de la Comunidad Valenciana en tres visitas a talleres que operan de manera ilegal en Alicante. El primero, en un garaje, era propietario de un taller que tuvo que cerrar: “Traje la maquinaria del taller aquí”, cuenta, “me he tenido que buscar la vida para poder vivir”. Lo dice mientras, a su lado, aún humea una barbacoa apenas a medio metro del lugar donde ‘almacena’ (por decir algo) garrafas llenas de aceite usado. El segundo es un pseudotaller de chapa y pintura que opera a vista de cualquiera en un polígono industrial, a puerta abierta; y el tercero, en una finca rural que la misma policía precinta durante el reportaje (los coches que reparaba incluidos…), trabaja en unas condiciones lamentables.
Es significativo que los medios generalistas pongan el foco en un problema del que hasta hace poco parecía que solo era consciente el sector que lo sufría. Y no es el primer reportaje de estas características… Ya es un paso.