La operación se inició el pasado 4 de junio a raíz de una denuncia de la Comisión Antipiratería del Automóvil (CAPA). Con las primeras averiguaciones, los agentes dieron con un primer domicilio en la provincia de Castellón, concretamente en la localidad de Vinaroz; hasta allí se desplazaron los agentes (“desde la capital”, dice el comunicado de la propia Policía) para realizar las oportunas comprobaciones. Los agentes detectaron que el sospechoso frecuentaba tres viviendas diferentes; continuaron con la investigación comprobaron que era en una de ellas donde almacenaba y desde donde distribuía los equipos falsificados. Fue entonces cuando dieron el paso definitivo y detuvieron a un hombre de 31 años como presunto autor de un delito contra la propiedad intelectual.
Facturaba 15.000 al mes
Eso expone la Policía en el comunicado. En solo un mes, y vía online, el sospechoso pudo llegar a facturar más de 15.000 euros por la venta de estos equipos ‘piratas’.
Tras el registro domiciliario, los agentes incautaron ocho equipos informáticos y más de 200 equipos de diagnosis de diversas marcas falsificados, valorados en más de 125.000 euros. También una gran cantidad de documentación relativa a la empresa y a los más de cincuenta talleres repartidos por toda la geografía española que pudieron comprar estos equipos.