Europa vive instalada en la incertidumbre. Las políticas comunitarias están obligando a las marcas de vehículos a realizar inversiones millonarias en la movilidad eléctrica, pero la realidad es que las ventas están muy por debajo de las previsiones… y no sólo en nuestro continente. Los conductores no saben qué tecnología elegir, y los propios fabricantes tampoco saben qué rumbo tomar: el motor de combustión tiene los días contados por orden de Bruselas y en electrificación no pueden competir en precio con las marcas chinas. Y en medio de esa tormenta, Volkswagen ha decidido cambiar de rumbo.
El fabricante alemán estimaba que el 80% de sus ventas fueran de modelos eléctricos a final de la década, pero la baja respuesta de la demanda ha obligado a sus responsables a replantearse su estrategia (las ventas no despegan en prácticamente ninguno de los grandes mercados europeos, y en Alemania las cifras de matriculaciones están incluso por debajo de las de 2023). Saben que el coche eléctrico es el futuro (no dejarán de invertir en esta tecnología), pero también que el motor de combustión tiene mucha vida por delante. Y por ese motivo han decidido derivar fondos reservados a electrificación para el desarrollo de modelos de combustión más competitivos.
60.000 millones para tecnologías convencionales
Así lo ha asegurado el director financiero de la compañía, Arno Antlitz, que tomará un tercio de los 180.000 millones de euros reservados para el desarrollo de vehículos eléctricos con el objetivo de “mantener competitivos nuestros coches de combustión”. Es decir, un ‘pellizco’ de 60.000 millones para mantener con vida un negocio que, en la actualidad, es el que mayores beneficios reporta al grupo alemán. Una apuesta clara por el motor convencional que demuestra que esta tecnología todavía tiene mucho recorrido.
Esta decisión no es más que una respuesta sobre la marcha a la realidad del mercado. De hecho, Thomas Schäfer, CEO de Volkswagen, señaló a finales del año pasado que los motores de combustión eran “tecnología obsoleta”, pero una cosa es la imposición normativa y otra bien distinta es la respuesta del consumidor. Y el conductor lo tiene claro, al menos de momento.
Pero ¿qué es lo que quiere el cliente europeo? Según el directivo alemán, una combinación tecnológica que incluya motores convencionales, pero también soluciones híbridas e híbridas enchufables. Apostarlo todo al motor eléctrico no tiene sentido, y en Volkswagen ha decidido arriesgar poniendo los huevos en diferentes cestas. Sólo el tiempo dirá hasta qué punto esta estrategia es acertada…
