Al llegar al Jarama, este año había una extraña tensión. En teoría todo era igual, pero en la práctica todo había cambiado. Los nervios, la expectación, el silencio al entrar en el circuito… Este año, en la final del MVP del Taller, se respiraba que algo grande estaba pasando.
Días antes de tener lugar la final en el mítico circuito madrileño quise preguntar a uno de los finalistas, el salmantino Javier Sendín -cosas de la vida, fue él quien terminó ganando este año-, por lo que el concurso había significado para su negocio.
Su caso era significativo porque era el único de los mecánicos que había conseguido llegar a todas las finales -eso ya de por sí es un logro-. Abrió su propio taller en el año 2002 y cuando participó en la primera final de nuestro concurso, la de la edición 2019, en el taller trabajaban apenas un mecánico y él mismo: hoy son ocho en un negocio que no ha dejado de crecer desde entonces.
Mi pregunta era esa: “¿El concurso ha ayudado un poquito en vuestro crecimiento?”.
Y la respuesta me dejaba sin palabras:
“El concurso MVP del taller ha sido un punto de inflexión para nuestra empresa. Cuando quedamos entre los finalistas en 2019 fue un momento revelador para nosotros. Nos dimos cuenta de que realmente teníamos el potencial para destacarnos en nuestro sector. Este reconocimiento nos motivó profundamente y nos llevó a comprometernos aún más con nuestra formación y desarrollo profesional.
Desde aquel momento, hemos estado trabajando sin descanso para mantenernos en la vanguardia de nuestra industria, con el objetivo de repetir y mejorar nuestro rendimiento en el concurso. Nuestra visibilidad y reconocimiento aumentaron significativamente, lo que se tradujo en una mayor demanda de nuestros servicios.
Este crecimiento nos impulsó a incorporar más técnicos a nuestro equipo (4), y gracias a la formación continua y al esfuerzo diario, logramos estar entre los 10 mejores en la segunda y tercera edición del concurso.
Ahora, en la cuarta edición, hemos crecido hasta ser 8 miembros en la empresa, comparado con los 2 que éramos al inicio del concurso… Y, una vez más, hemos conseguido clasificarnos entre los 10 mejores.
Para nosotros, el concurso ha sido más que una competición; ha sido una plataforma para darnos a conocer y un recordatorio constante de que el éxito requiere formación continua y un esfuerzo incansable.
Este viaje desde ser solo dos en la empresa hasta llegar a donde estamos ahora, no solo refleja nuestro crecimiento en términos de personal, sino también en habilidades, conocimientos y reconocimiento en el sector. Este concurso ha sido fundamental en nuestra evolución y sigue siendo un motor que nos impulsa a mejorar día a día”.
Lo dicho: sin palabras.
Así que cuando entré este año en el Jarama y percibí esa tensión en el ambiente, se me vino el mensaje de Javier Sendín a la cabeza. Entendí que el clima había cambiado porque el prestigio del título en juego había dado un enorme salto.
Por eso los finalistas entraron este año en el Jarama más nerviosos que nunca; por eso los que repetían estaban incluso más tensos que los nuevos -ya sabían lo que estar allí significaría para ellos y para sus negocios-; y por eso el ambiente era el propio de un gran evento… Porque lo era.
El MVP del Taller es el Balón de Oro de los mecánicos en España y este año ha vivido su confirmación definitiva. Es el concurso de todo el sector, el título de mayor prestigio individual para los mecánicos en España.
Quien pudo verlo en directo sabe bien de lo que hablo. Otros, que no estuvieron este año, deberían sumarse el próximo año porque nuestro sector, y sobre todo ellos, los mecánicos que con tanta pasión lo viven, se lo merecen.
Así vivió Javier Sendín haber ganado el título este año… Sobran las palabras.
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