Bosch y Daimler -fabricante de Mercedes-Benz- van a lanzar un servicio de “robotaxis” o, lo que es lo mismo, un servicio automatizado de transporte de pasajeros. Ya lo dijo Marian Luño, directora de la división Automotive Aftermarket España y Portugal de Bosch, en la V convención ibérica de la red de talleres Bosch Car Service: “El primer coche autónomo que entre en un taller será un taxi”.
Quizá era el paso más lógico… ¿Quién iba a aprovechar mejor la conducción autónoma, quién iba a sacarle una mayor rentabilidad? Por supuesto, una empresa dedicada al transporte, ya sea de personas o de mercancías.
Los trabajadores de Bosch y Daimler están trabajando en equipo, en busca de los algoritmos para un sistema de propulsión altamente automatizado.
Una licencia de taxi estándar de Madrid permite la circulación de un máximo de 16 horas diarias. Las licencias de flotero -personas que tienen más de un vehículo y conductores asalariados a su cargo-, son una excepción y permiten la circulación durante dos horas más. Eso por no hablar de las paradas y las paradas técnicas.
Si se elimina la figura del conductor, se eliminan todos estos inconvenientes: el coche puede trabajar sin parar porque prescinde del operario y las restricciones de circulación a un máximo de horas dejan de tener sentido. Pero no es oro todo lo que reluce, porque el camino es largo…
Lo primero es desarrollar la tecnología. Los trabajadores de Bosch y Daimler están trabajando en equipo, en busca de los algoritmos para un sistema de propulsión altamente automatizado. La tarea de Daimler es incorporar el sistema de propulsión al coche, además de proporcionar los vehículos de desarrollo, las instalaciones de prueba y los vehículos para la flota de pruebas. Bosch, por su parte, se responsabiliza de los componentes especificados durante el trabajo de desarrollo, tales como sensores y unidades de control.
¿Y qué falta en esta intrincada ecuación? Una plataforma de inteligencia artificial, porque la IA es un pilar importante para una red de varias ECUs individuales (unidades de control electrónico) de vehículos totalmente automatizados y sin conductor. Drive Pegasus, de la compañía informática estadounidense Nvidia, ha sido la elegida.
La tarea de Daimler es incorporar el sistema de propulsión al coche. Bosch se responsabiliza de los componentes especificados durante el trabajo de desarrollo.
En cuanto a las pruebas, con toda probabilidad, se llevarán a cabo en Stuttgart/San José, una ciudad ubicada en la costa sur de la bahía de San Francisco, en Silicon Valley. La fecha de inicio de los ensayos de conducción alta y completamente automatizada está prevista para la segunda mitad de 2019. Pero, de momento, todo está en el aire.
¿Por qué San José y no otra? Todo apunta a un crecimiento demográfico de esta población, de hasta un 40%, durante las próximas dos décadas. Y San José quiere preparase para eso y para un futuro en el que los coches autónomos se desplacen por sus calles con normalidad. Por eso se ha prestado voluntaria, al igual que los pasajeros, una comunidad seleccionada de usuarios que tendrá la oportunidad de pedir un coche automatizado de Clase S de la marca Mercedes-Benz que conduzca por sí mismo. Con un pequeño pero importantísimo matiz: los coches estarán supervisados por conductores reales por motivos de seguridad.
En definitiva, la conducción autónoma es el futuro pero, si no está en pañales, aún gatea. Parece que es demasiado pronto como para prescindir de la figura del conductor.
