Según Darren Johnson, responsable de Ventas de Melett, la caída de los motores diésel en toda Europa es una de las principales preocupaciones del mercado del aftermarket independiente en general y de los fabricantes de turbocompresores en particular. Y es que las ventas se han reducido en un 20% o más entre 2014 y 2018, dependiendo del país… No obstante y a pesar de ello, Johnson augura un futuro brillante para el negocio de los turbocompresores.
Tal y como el propio Johnson ha explicado a AUTOPOS, Gipa sugiere que todavía hay millones de coches diésel de entre uno y cinco años de edad. Por ello, la consultora espera que la importancia del diésel para el mercado del aftermarket independiente aumente en los próximos años, cuando estos coches envejezcan.
Melett, por su parte y en base a lo anterior y al reciente crecimiento de los turbos de gasolina, augura un futuro brillante para el mercado de los turbocompresores.
Amenazas para el negocio de los turbos remanufacturados…
Fundamentalmente, el mercado de los turbos remanufacturados se ve amenazado por los fabricantes de turbos que venden a bajo coste. Y esto es algo que, a juicio de Johnson, no se limita a los turbocompresores, sino que también se extiende a otro tipo de productos, como las pinzas de freno.
“Hemos realizado una extensa investigación y hemos concluido que los talleres independientes desconfían más de los turbocompresores remanufacturados que de los nuevos de bajo coste. Y eso a pesar de que los turbocompresores remanufacturados de bajo coste tienen, potencialmente, una menor calidad”, explica el responsable de Ventas de Melett.
Un problema, una solución
Melett ha lanzado la campaña ‘What’s in Your Turbo?’ para alentar al mercado a cuestionar aún más la calidad de las piezas low cost “porque, aunque parezcan iguales, los productos de baja calidad no pueden funcionar de manera eficiente en condiciones extremas”.
Con esta iniciativa el refabricante busca hacer comprender al mercado que la reducción del precio implica también una reducción de la calidad ya que, debido a las condiciones extremas a las que se ve sometido un turbo, el nivel de precisión requerido durante el proceso de fabricación es extremadamente alto y la consistencia es vital.